El Estado de Alarma y la información

Diario de #Covid19

Querido diario:

Aplaudir de día me ha dado un subidón. El veranito está ahí cerquita y pronto lo estaremos disfrutando, espero que con toda la gente a quien quiero y gozando de buena salud al menos. Ya paso de seguir las noticias. Sólo lo que selecciono bajo mi mejor criterio en Internet. Hay medios que van a dejar de informar de las ruedas de prensa del Gobierno (salvo medidas de calado), hasta que la Secretaría de Estado de Comunicación habilite un sistema que garantice la libertad en la formulación de las preguntas que responden los miembros del Gobierno y sus asesores y la posibilidad de repreguntar.

Recuerdo a mi profesor de Derecho Constitucional, en una tarde, cuando tocó hablar del estado de alarma, nos decía que en momentos como los que vivimos, el papel de la prensa es especialmente importante y debe ser garantizado, protegido y no limitado. En aquel momento nuestras tiernas mentes sólo alcanzábamos a imaginar un estado de alarma por un terremoto, a lo más un tsunami, que afectara a una parte concreta del territorio español; nunca algo como esto. Entonces la prensa era otra cosa y lo que aquel señor nos decía, lo creíamos a pie juntillas. Aparte del Marca, (que yo ojeaba por las infografías, que me encantaban, ya sabes que no me gusta el fútbol) leíamos otras cosas, se podía leer sin que te entrase fatiga y podías formarte un criterio propio.

Me alegro de que haya personas y medios que no estén dispuestos a seguir traicionando la Constitución y el derecho de la sociedad española a una información libre y veraz. Muy orgulloso de ese periodismo emergente que tanta falta nos va a hacer en los tiempos que nos aguardan. Esta tarde mi aplauso también ha ido por ellos y por la esperanza.

Nada está escrito

No conocerás el miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado giraré mi ojo interior para escrutar su camino. Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada. Solo estaré yo.

Frank Herbert, Dune (Dune Chronicles, #1)

Diario de #Covid19

Querido diario:

El mantra de la Bene Gesserit funciona. Cuando el miedo pasa, todo se ve más claro. Le estaré siempre agradecido a Frank Herbert. Ha sido un día movidito.

La conciencia de que esto va a durar más de lo que se creía al principio, ha cogido a contrapelo a más de uno y ha removido conciencias o corazones y aflojado los esfínteres (no se si literalmente, por whatsapp esas cosas no se perciben).

Estoy bien de fuerzas, el ejercicio ayuda, pero tendré que buscar el mantra de la paciencia. Si no #cuandoestotermine voy a tener algún problema de más. Las cifras, las estadísticas y los números. A ver, no me creo que aquí en España haya una tasa de mortalidad del 13%, 64.000 positivos y 4.800 fallecidos. Cuando la letalidad está más cerca del 1% que del 2%, Aquí hay alguien que ha decidido pasar de contar mejor el número de infectados. La muerte es una certeza. Dejamos de hace pruebas a los leves o sin síntomas. La parte buena entonces es que no mata tanto, pero se contagia mucho. Tiene que haber mucha gente contagiada y por lo tanto, esto irá para largo.

Leo también por twitter que ya comunidades autónomas como Andalucía o Madrid, no sacan estadísticas de contagio y fallecimiento por franja de edad. Eso era clave para sacar conclusiones. Tenemos que proteger mucho, pero que mucho a nuestros mayores. No se merecen que les robemos ni un día.

Hay una escena que no me cansaría de mirar en estos momentos y anda por YouTube. Está sacada de la película Lawrence de Arabia. Es cuando los árabes junto con el militar inglés terminan de atravesar el desierto. Un joven árabe se queda en la frontera del desierto, sobre su camello, esperando a Lawrence. Pasan las horas y el sol va castigando. El pobre árabe que se ha perdido, camina solo hasta que cae derrumbado. El joven que espera a Lawrence está tratando de protegerse del sol. Mira al horizonte y ve algo pero no está seguro. Azuza a su camello, que da unos tímidos pasos. Se detiene. Cree ver algo y espolea al animal, que da otros pasos. De repente, le da con los pies y sale al galope. ¡Es Lawrence!

Lawrence vuelve con el árabe medio muerto que está atrás, en la grupa de su camello. Entra en el oasis aupado por gritos de victoria de la tribu. El camello se echa al suelo con Lawrence encima. El jefe de los árabes le pasa un odre con agua. Y sin quitarle la mirada, Lawrence le dice. “Nada está escrito”. Contra el fatalismo que nos acecha, a mi esta secuencia me da ánimos. Casi que me pone. Me gustaría que pudiese depositar mi voto y mi confianza en personas así. Nada está escrito. La vida se nos va a llenar de problemas. La vida personal, familiar, laboral, empresarial y hasta la vida de una sociedad se va a ver sometida a una dura prueba.

Algunas cosas parecen insuperables. Pero no hay más remedio que afrontarlas. O por lo menos, no dejarse llevar por el fatalismo del ‘no se puede’ que es nuestra versión del ‘está escrito así’. Unamuno decía que el español vive en un permanente sentido de la tragedia. Del fatalismo. Creo que es más una filosofía que una actitud. La mayor parte de la gente se queja del destino, pero a final lo afronta. El español afronta los problemas como puede, y se queja mucho de ellos. Creo que la versión española de esa secuencia sería la del capitán Méndez, volviendo a internarse en el desierto en busca de un desgraciado, aunque en el camino le escucharíamos decir toda clase de insultos y de quejas. “Desde luego, cómo se le ocurre. ¿Por qué tengo que ser yo el que salga en su rescate? ¿Quién ha organizado esta expedición?”. Le echaría luego la culpa al gobierno, a los estamentos, a la organización o a lo que fuera. Pero volvería con aquel desgraciado sobre la grupa del camello. Eso sí, luego se pasaría toda una semana contando lo que sufrió para salvar a aquel pobre desgraciado. Pero lo salvaría. Es mi actitud frente a la fatalidad y, como decía el Risitas, a quien no le guste tendrá que arañarse la cara.

El Capitán Aposteriori

Diario de #Covid19

Querido diario:

Hoy poca cosa que contarte. Muchas consultas de amigos y conocidos sobre los ertes, mucha preocupación. Me alegro de poder serles útil aunque no pueda transmitirles nada más que mi conocimiento y poca tranquilidad, el espectro del ere está siempre ahí, planeando en los corazones. Esto también es duro. Mi único consuelo es que si estuviese haciendo mi trabajo en otro tipo de empresa, me tocaría hacer el ere a mi, quedarme el último, cerrar y tirar la llave, afortunadamente #volveremos, ojalá volvamos todos. Lo hemos hecho bien y con previsión, ahora tenemos que poner todo de nuestra parte para volver todos. Después de varios mensajes de escocidos y ofendiditos sobre un vídeo del Capitán A Posteriori, me he decidido a verlo. Es gracioso, puede que a alguien le sea útil alegarlo como atenuante pero yo confiaría mejor en un buen equipo jurídico. Hay materiales más contundentes en la red que van a hacer que ese vídeo ayude muy poco.

El tonto Simón

Diario de #Covid19

Querido diario:

Una cosa es desechar la polémica política en tiempos de crisis sanitaria con un estado de alarma declarado, que solo serviría para hacer más irrespirable el momento para los ciudadanos, y otra despreciar el análisis exhaustivo de lo que se ha hecho muy mal hasta ahora, aunque solo sea para asegurar la adopción de las medidas correctas en el futuro inmediato y enterrar la angustiosa sensación de que se improvisa sobre la marcha.

Creo que ya le voy cogiendo el truco al hombre de los malos pelos, ese que está dejando su reputación por los suelos porque no sabemos descifrar su código de comunicación, generalmente es sencillo: lo contrario de lo que diga. Ya lo he comprobado y funciona. A veces es un poco más sesudo el esfuerzo que hay que hacer para entenderlo: si dice que el acceso del personal sanitario a los equipos de protección personal es “suficiente”, pero también dice que en algunos puntos puede haber «momentos críticos» en la capacidad de “aportar” los equipos; entonces el personal sanitario no tiene equipos de protección personal suficientes.

Yo preferiría que si hay que decir algo, que se dijera de esta última forma porque nos va la vida de mucha gente en ello. Por lo que sea, he firmado en change.org para que tengan esos medios, para que los tengan. 1

NO SON SUFICIENTES!. Ya empiezo a no poder con este hombre. Si no es de su costumbre dimitir y esto va a durar hasta junio por los menos, creo que deberían cesarlo. En España tenemos expertos para ocupar su lugar aunque no estén dispuestos a vender su prestigio a un interés político, creo que es hora de aceptar sus condiciones y empezar a contar con los mejores para gestionar esta crisis y sus consecuencias a medio y largo plazo.

No nos merecemos un país en el que la gente haga mascarillas y viseras de protección en sus casas, las enfermeras hagan delantales y patucos con bolsas de plástico, el material sanitario llegue por donaciones privadas y que los sanitarios, cajeros, agentes del orden, farmacéuticos, transportistas, personal de la administración de justicia y lo que es ya un rosario de profesionales implicados en la primera línea de batalla de esta guerra, caigan enfermos y estén muriendo por no tener material de protección. Ningún país se lo merecería, pero nosotros tenemos los recursos, no es un problema ni de dinero ni de logística. Si se decreta un estado de alarma, perdemos muchas cosas, pero a cambio deberíamos tener otras y no las estamos teniendo.

Si se centralizaron las competencias sanitarias en el Gobierno de España, ya llevamos tiempo perdido si no hemos conseguido solucionar esto. No es de extrañar que haya gobiernos autonómicos que vayan por su cuenta, creo que, por lo menos, no permanecen en la inacción y ante la inoperancia de quien les recabó sus competencias.

El señor de Zara ha conseguido en 48 horas el material sanitario que el gobierno aún está buscando y parece que llegamos tarde a todas las compras de lo que necesitamos, nos quedamos en lista de espera. Creo que si te cuento lo que pienso estoy exento de pecar de cuñadismo. Las evidencias están ahí.

Nuestro Presidente del Gobierno estuvo muy cuestionado por una tesis doctoral. Se decía que si la plagió, que si se la hicieron… se titulaba «La nueva diplomacia económica española». Ya tengo claro que la plagió. Cuando uno se doctora, se le concede un grado académico que, por lo menos, le confiere un grado de conocimientos sobresaliente en su materia de tesis. Este señor no tiene ni idea. Ni en las rebajas de Zara conseguiría comprar algo decente.

Este hombre no aclara ni siquiera si él o sus sucesora en la línea de presidencia del gobierno están enfermos o en cuarentena: esa opacidad se transmite al conjunto de sus actuaciones y a la nebulosa de los días previos a la crisis, lo que me da miedo es que el de la coleta se hiciera con la presidencia del Gobierno. Se le debería erradicar del gobierno o al menos de la vicepresidencia. No me gustan sus intenciones y no se corta en hacerlas valer. Tuvo en pie un consejo de ministros que duró siete horas, cuando debería haber durado siete minutos. Y se saltó la cuarentena y se coló en la sesión sin mascarilla ni guantes. Puso en riesgo a todo nuestro poder ejecutivo por sus santos cojones. Un presidente del gobierno así, es de los que tienen como religión que las normas son para los demás pero no para la casta. Eso es de regímenes totalitarios. La Historia ya lo ha dejado bastante claro. Yo quiero otro tipo de transparencia, las aspiraciones del de la coleta me dan miedo pero ahora además creo que no nos aportan nada. A los buenos al menos. Hay que desempolvar el maniqueismo por lo que pueda hacer falta. Y quiero transparencia, porque al menos por dos veces, el 23 de enero y el 30 del mismo mes, organismos como la OMS o la OMC le trasladaron a nuestro gobierno, como a otros de Europa, la dimensión histórica del virus que ya asolaba China y se instalaba cruelmente en Italia. Y en ambos casos, no solo se despreció el diagnóstico, sino que se agravaron los problemas al tolerar o incluso impulsar actividades que probablemente explica ahora la inusual propagación del virus.

Me da mucho asco que algunas personas que nos gobiernan, en vez de ponerse a hacer su trabajo, digan que los sanitarios enferman cuando van de viaje o a ver a sus familiares. Además, están rompiendo el pacto social de no hacer leña del árbol caído. Me da asco y me indigna, porque aparte de que no tienen ni idea de lo que dicen, creo que quieren esconder ahí su incapacidad y su ineficacia, faltando el respeto y atentando a la dignidad de muchos profesionales que, como ya te he dicho querido diario, están enfermando y muriendo por estar en primera línea del frente.

Otra señora del Gobierno de España ha dicho ayer que “Esperamos que esta experiencia sirva para lograr una sociedad más cohesionada, más humana y más justa”. Yo espero que no esté hablando por mí. Hay muchos muertos, muchos contagiados y millones de personas que están quedándose sin trabajo y sufriendo. Esta experiencia no nos hacía ni puta falta. Hay otros caminos para lograr la cohesión social, la humanidad y la justicia. España no es una república bananera, tenemos más de cuarenta años de democracia y en las democracias no se necesitan masacres ni resetear el sistema de forma abrupta cada vez que algo no se hace bien. El otro día te hablaba de la señora de Madrid que ha levantado un Hospital con 5.500 camas y medicalizando hospitales en tiempo record. Ya me cae bien del todo. Me gustaría que fuera Ministra de Sanidad, aún estando recluida por aislamiento. España es el primer país en todo el planeta con más contagiados sanitarios por Coronavirus. Se calcula ahora mismos unos 5.400. Es el 13,6%, en Italia alcanzan el 8%, y en China el 4%. Le vuelvo a dar vueltas a que no se están poniendo los medios suficientes y que los gobernantes se quieren sacudir las pulgas haciendo responsables del contagio a los que están en la trinchera. Y estoy preocupado por Sandra, por Valme y por Cari. En ese orden. Y no es por a quien amo mas o menos, sino por su riesgo de exposición sin medios en esta guerra. Fue Roosevelt quien se dirigió al pueblo americano con un discurso que quedará en la historia por tratarse de su último mensaje a la ciudadanía antes de morir dos días después, dijo aquello del poder y la responsabilidad:

«Hoy hemos aprendido en la agonía de la guerra que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Ya no podemos escapar de las consecuencias de la agresión alemana y japonesa del mismo modo que podríamos evitar las consecuencias de los ataques de los corsarios berberiscos un siglo y medio antes.

Nosotros, como estadounidenses, no elegimos negar nuestra responsabilidad.»

Con eso me quedo hoy. Elegir negar nuestra responsabilidad, no es una opción válida y con la esperanza de los que solicitan a la soberanía nacional que les concedan la prórroga del estado de alarma, sean conscientes y corresponsables con lo que nos están pidiendo a los españoles. Nos está costando mucho esto para que se desperdicie el esfuerzo.En fin, empiezo a trabajar. Sigo trabajando desde casa. Con mi equipo cercano, muy orgulloso de ellos. Ellos siguen en casa y nos apañamos bastante bien. También con mi Organización. Mi Ayuntamiento. Estoy sorprendido de nuestra capacidad. Un ayuntamiento es una de las entidades de gestión más complejas que existen. (Un día te hablaré de ello, va a haber tiempo) Pero cuando entramos en una situación como esta y el bienestar y la protección de 40.000 personas dependen de que funcione de forma eficaz y eficiente, los resultados son sorprendentes cuando todo el mundo se pone bajo el mando de un alcalde o alcaldesa. Lo asume, deja de lado todo lo demás y se coloca en su sitio en la maquinaria. Sin desfallecer. Si termina lo que tiene asignado, se ofrece a ayudar a quien sigue en otra tarea. Se olvidan los celos competenciales y los celos profesionales. Si nos llevábamos mal con alguien, sabemos ahora con certeza que no era nada personal, que eran negocios, como dijo Michael Corleone.

1 En la fecha de publicación de este artículo no sabía lo que había detrás de esta plataforma.

Resiliencia: bonito palabro.

Diario de #Covid19

Querido diario:

Ayer fue un día duro. Tuve que hacer limpieza en la lista de afectos incluso. Hay gente, personas que, después de toda una vida, te sorprenden malbaratando su patrimonio moral porque se han puesto un carnet en la boca a cambio de seguir ganándose la vida honradamente.

Hay que quemar naves y volar puentes. Qué remedio. Hoy la vida sigue, confinada, pero sigue. Seguimos solucionando cosas, dando respuestas, trasmitiendo ese sentimiento de que hay un mañana y que seguro que será mejor que el último de aquellos días. De esos días que recordamos, de aquellos momentos con los nuestros, cuando nos sentíamos a salvo y seguros.

Va a haber un mañana. Venceremos a esto. Hay preocupación por nuestra economía… Me preocupa también, pero sólo aspiro a un plato de comida para los míos y no pasar frío ni tener que llevar mis vergüenzas al aire.

Ahora mismo todavía muchos están a tiempo de taparse, pues tápense por favor, ahora todavía no hay excusa para ir por ahí de esa manera. Hay que estar confinados, quedarse en casa, pero no es tiempo de ir en pelotas por la vida, Ojalá se tapen un poquito. Cuando pase esto unos formarán parte de la larga lista de personas que arriesgaron su vida, donaron lo que pudieron, aportaron lo que tenían.

Otros, de la lista de odios y sectarismo, de la inacción y el egoísmo.

Yo me quedaré como Juan Gelman:

Hay que aprender a resistir.

Ni a irse ni a quedarse,

a resistir,

aunque es seguro

que habrá más penas y olvido.

El Gobierno debería seguir nuestro ejemplo.

Diario de #Covid19

Querido diario:

Hay ya un informe de expertos con apariencia de ser bastante solvente, ya han hablado y se han pringado, Ya saben cuándo va a colapsar el sistema sanitario incluso por zonas de España.

La información está en Internet y no en la prensa, radio y televisión convencionales. Les ruegan al Gobierno que tome una serie de medidas por zonas y en fases. Veremos qué pasa. Se prorroga el estado de alarma 15 días más.

La buena noticia es que las acciones tomadas hasta el momento son correctas y van en la buena dirección. La mala es que sigue habiendo muchos listos, ojalá se les monitorice con sus móviles geolocalizados y se les pida cuentas cuando toque. Incluidos los que salieron a escape cuando se anunció un día antes que se declararía el estado de alarma.

Independientemente de las decisiones que adopten las autoridades, cada uno de nosotros somos un vector de contagio y un factor de colapso del sistema sanitario. El #YoMeQuedoEnCasa ha quedado claro que no es un mantra para tenernos entretenidos, es nuestra única medida eficaz de contribuir mientras esperamos los test rápidos, efectivos y eficaces a la población, la criba de todos los contagiados aún sin síntomas, los tratamientos y la vacuna.

Para mi al menos, hay más buenas noticias. El nacionalismo –todos los nacionalismos– ha quedado pulverizado por la envergadura colosal de la pandemia, por el peligro devastador de sus posibles consecuencias, por las frases lapidarias de Emmanuel Macron («es la guerra») y de Angela Merkel («el mayor desafío desde la segunda guerra mundial»). Estamos en un trance de supervivencia en el que se prima el sentido solidario, el espíritu de colaboración, la cercanía con los vulnerables, el civismo y el ejercicio de la ciudadanía. Quien se aparte de esa línea de conducta que sintoniza con las necesidades colectivas, se queda en la cuneta, no es escuchado, ni atendido, ni considerado. Por eso los independentistas con sus esencialismos y sus obsesiones, con ese nacionalismo recalcitrante que transparenta una nimiedad moral sofocante, se asemejan a unos marcianos en nuestro mundo de hoy. Unos extraterrestres.

El que hasta la enfermedad se globalice, ha derrotado al nacionalismo y, seguramente, también al populismo, y después de una economía globalizada, ahora estamos entrando en una nueva era de universalización de conductas. La identidad ya no es la que fue, sino que ha quedado reformulada en el sentido más fieramente humano: en la fortaleza de la unidad y la capacidad de adaptación y en la debilidad de la introspección.

El actual Gobierno de España ya no es de coalición progresista. Es un Ejecutivo de gestión, de salvación nacional, de emergencia. Ha aplazado todos sus planes y abandonado todos los programas, salvo uno: la reconstrucción. Los ministros que no estén por la labor, ya está tardando su purga y expulsión. No es el fin de la historia, pero sí de esta historia de fronteras, fielatos y rediles. Estamos en el aplauso anónimo a las 20 horas de cada día; en el confinamiento doméstico; en el temor y en la esperanza.

Pero si la receta comunicativa del Gobierno durante la cuarentena Coronavirus va a ser un tostón de Sánchez cada sábado por la noche, sin anunciar nada nuevo y con preguntas filtradas mal contestadas de postre, los balcones de España se van a calentar enseguida y eso no va a ser bueno para nadie.

En esta crisis, hay otras víctimas además de los enfermos. Médicos, enfermeros, auxiliares de clínica, celadores, policías, militares, cajeros, personal de limpieza, técnicos de ambulancias… (es interminable la lista y no uso el inclusivo) miles de personas nos están cuidando con riesgo de su salud, y algunas ya han enfermado y hasta han muerto. Y es que tampoco es eso. No se puede aceptar que su vocación de servicio les cueste tan cara por falta de medios. Sería una estafa de la sociedad hacia estas personas. Les están faltando elementos de protección. Hay que buscarlos donde sea y usarlos ya. Todos los recursos existentes ahora, para los que tenemos una prioridad humana, son para el bien común. Y, si la avalancha de necesidades han convertido hasta las mascarillas en producto de difícil obtención, pongan a las industrias a coserlas. Nos estamos poniendo los ciudadanos esperando que tengan alguna utilidad. El Gobierno debería seguir nuestro ejemplo, mejor que nosotros seguir el suyo. Hay que resistir y sufrir pero teniendo presente, sin embargo, que tras las pestes medievales del XIV, vino el Renacimiento, y el Humanismo y la Ilustración. Este tremendo revulsivo puede ayudarnos a configurar una sociedad nueva en la que prime lo verdaderamente importante y sepa librarse de las malas hierbas. Porque, si no, tanto sufrimiento no habrá servido para lograr un futuro mejor.

Limpiar la nevera

Diario de #Covid19

Querido diario:

Hay personas que están creciendo día a día en esta crisis. Muchas son mujeres y demostrando muchas cosas, más que muchos hombres. Otras personas, tanto mujeres como hombres, se van alejando poco a poco, aparecen esporádicamente pasándose la cuarentena por la coleta que para eso son ministros y no tienen que dar ejemplo de nada, el ejemplo es para que lo demos nosotros: los tiesos.

Cada vez se van señalando más y van dibujándose con la imagen de un sepulturero que rebusca en los bolsillos del cadáver tras sacarle el anillo y la muela de oro.

Otra firme convicción que me quedará de estos momentos, es que los estudios sirven para algo. Nuestros hijos deben ahora mismo aprovechar el tiempo como nunca lo tendrán que hacer en su vida. Y nosotros… tenemos que estudiar, leer, agudizar la capacidad de síntesis y, más que nunca, afinar nuestro criterio para poder separar la paja del grano. Hay paja, mucha paja. Hay cosas que todavía no me explico. Estoy buscando formas de ocupar el tiempo en algo productivo. Casi un mes desde que el señor de los malos pelos, que es el crack de un ministro de sanidad licenciado en filosifía, que no filósofo, dijo que no había Coronavirus en España, aún no ha logrado con todos sus …. medios, hacer un Excel donde estudiar las estadísticas. O bien lo tiene y le da pavor hacerlo público. Confieso que soy un friki de la estadística y podría ocupar el tiempo haciendo futuribles, no los haría públicos, pero me haría una idea de lo que nos espera.

Tendremos que replantearnos muchas cosas. Yo de momento veo que una señora en Madrid, que no me caía muy bien, enferma, se dedica a habilitar 5.500 nuevas camas en IFEMA, para tratar de salvar vidas, mientras un pedazo de mierda se dedica a vomitar basura contra España en la BBC. El Estado de las Autonomías: qué bonito me resultaba cuando era un estudiante de Derecho hace 37 años. Cuando acabemos con el coronavirus, habrá que hacer también limpieza política. Hoy solo aspiro a limpiar la casa y la nevera.

El Gobierno sigue intentando controlar el relato del Coronavirus en España. El tal Oliver hace de relaciones públicas para Moncloa. Las ruedas de prensa son un ejercicio de propaganda controlada. Los pocos periodistas de verdad que van quedando, científicos, médicos, enfermeras y los que gestionamos la cosa pública tendremos trabajar juntos para sacar la verdad mientras arreglamos lo que esto nos deje. Hoy de momento, con la nevera y este cartelito de nuestra guerra civil que he tuneado hemos echado fuera medio día.

Verdad, método y claridad

En el año 1784, por una epidemia ocurrida en Sevilla, se escribió esto tan importante:

El que desea llegue a memoria de los venideros algún suceso de los tiempos presentes, ha de observar una constante verdad, método y claridad

.Qué legado dejaremos cuando superemos esto?

Hoy la única verdad que tengo es el temor por una madre, por su vulnerabilidad y una esposa y dos hijas por ser sanitarias. Lo demás es incertidumbre.

¿El método? No nos hemos enfrentado en la Historia a algo así, con un mundo globalizado ¿qué método vamos a observar? Soló oigo opiniones, que son como el ojo del culo, todos tenemos el nuestro. No tengo método, no soy médico, ni enfermero, ni político, ni magnate. Soy un simple servidor público.

¿Claridad? Lo único que tengo claro es que, a pesar de todo, tengo la sensación que llevo toda mi vida preparándome para esto. Dar el 100 por 100 de lo que soy y unirlo sumando a lo que los que me rodean aportan. Es mucho si lo sumas.

De esto no se que llegará a la memoria de los venideros… No soy culpable de nada, excepto de haberme sabido ganar mi propia fortuna y de no olvidarme nunca que es mía.

Fuerza y honor. A pesar de todo saldremos de esto, al menos todos a los que os quiero tanto. 💓