20 minutos, con eso bastaría

#covid19

Querido diario:

Dicen en el canal de 24h de TVE que, si no se respetan las medidas, la fase de transición llegará más tarde. Es la advertencia del Ministerio de Sanidad ante la irresponsabilidad de algunos adultos en los paseos de los niños. Es de suponer entonces que a los 7.000 sanitarios contagiados esta semana también los han sacado mal a la calle. Parece que los sanitarios, con sus denuncias en las redes sociales, van a conseguir que por fin se comiencen a hacer test al personal sanitario. Otra cosa más que tendremos que agradecerles para siempre, no olvidemos que están siendo amenazados aún cuando no infringen ninguna norma legítimamente aprobada.

Sinceramente, creo que a cualquiera de las personas que me merecen ser tenidas en cuenta, no les importaría que por fin saliese alguien y que con sólo 20 minutos, no más, nos dijera palabra arriba o palabra abajo:

-Sí. El desconfinamiento aumentará las probabilidades de contagio. Y probablemente también las de muertes. Pero en este momento son probabilidades asumibles por esto, por esto y por esto otro. Y porque la capacidad de los hospitales está en un porcentaje tal y lo de la curva que lo digan de pasada, ya nos lo sabemos.
- No. No existe el riesgo cero de salir a la calle. Pero, aún con la conducta incívica de otros, si usted es capaz de respetar los protocolos de higiene, vestimenta, distancia y seguridad en general, el riesgo de contagio es bajo. Es decir, en gran parte depende de usted que se contagie o no, el Gobierno de España no puede hacer nada al respecto.
- Que si lo que usted pretende es salir a la calle con la probabilidad de contagio cero, mejor déjelo, quédese en casa y haga la vida de un cartujo o una clarisa capuchina. Ya le avisaremos cuando estén las vacunas, en el mejor de los casos.
- No. El dinero no es infinito. Las consecuencias de un encierro masivo pueden ser, a día de hoy, peores que las de los contagios controlados. Por tanto, debemos retomar la actividad de manera gradual con estos protocolos que ya tenemos diseñados por sectores y zonas.
- Sí. Nos equivocamos en la previsión, en la adopción de medidas y en el aprovisionamiento de material sanitario, pese a estar advertidos, entre otras cosas. Hoy es más importante acabar la gestión empezada, sólo faltaba que el capitán abandone el barco en mitad de la tormenta, pero se depurarán responsabilidades llegado el momento.

Así, creo que el Gobierno de España conseguiría que muchos que a título personal nos hemos descolgado, nos volviéramos a enganchar. Con lo personal me estoy refiriendo, en lo ideológico, como ciudadano. Mi compromiso profesional con lo público sigue en pie, incólume. Nada de lo que pase hará que eche el culo para fuera cuando llegue el momento de apencar, como lo vengo haciendo hasta ahora, dando lo mejor de mí mismo, pero lo haría con más ilusión con un Gobierno que tuviese, de una vez, los arrestos de decir algo como lo que te acabo de contar.

Sólo 20 minutos por favor. El runrún de comparecencias vacías, ya es imposible de soportar y el canal 24h de TVE me recuerda cada vez más a Barrio Sésamo.

Otra cosa que me gustaría es que no me tutearan, especialmente el Presidente del Gobierno. No somos ni vamos a ser amigos nunca.

El trato con el diablo

#covid19

Querido diario:

Cuando uno trata con el diablo, en realidad no sabe que está tratando con él. El diablo no se presenta como se registra en los días que Cristo pasó en el desierto: hola, soy yo, Satanás y vengo a ofrecerte todo un mundo de tentaciones.

Como tantas veces en la historia se planta delante de sus víctimas, aquellos que le servirán y les venderá el discurso de los justos. No ofrece riquezas, ni poder infinito sobre la faz de la tierra. Te va a ofrecer que alcanzarás la gloria de ser protagonista de entre los justos. Es por ahí por donde venderás tu alma. Serás tú el que busque cualquier excusa para reivindicar su discurso.

Serás un filósofo, un médico, un jurista o un técnico de los más cualificados de este planeta y cada día que pase irás cediendo parte de tu sentido común en pro del discurso de aquél con el que te comprometiste. Llegará un día que tanto habrás cedido, que no habrá una línea por delgada que pueda ser que os separe a él y a ti. Tan delgada como inexistente y ahí habrás descubierto que su destino es el tuyo. Así es como el diablo compra las almas.

El resto es fácil. Dejar que otros manipulen al pueblo, que hagan el trabajo por él. Al maligno no se le reconoce tanto por el resultado nefasto de su proceder, sino por la forma en que lo lleva a cabo. Suele buscarse intermediarios que aparezcan en primera línea porque tiene la tendencia a esconderse tras ellos, porque pese a toda su capacidad para falsear la realidad, necesita de lapsos de tiempos para reconfigurar su sonrisa amable y su gesto preconfigurado.

No, no están ante un gobernante discutible, ni en el peor de los casos ante un gobernante nefasto. Porque si malo es estar ante un mal gobierno, puede ser consecuencia de una postura equivocada desde la mejor de las intenciones. Están ante lo peor que es rendir a la ciudadanía a la más consciente de la peor de las intenciones.

No existe debate entre quienes critican una gestión nefasta y quienes la defienden. Es una polémica artificial. Todo el mundo sabe cómo ha sido la gestión. El debate real es entre quienes la critican y quienes la ven como un precio asumible mientras sigan gobernando «los suyos».

Lo digo por quienes se empeñan en presentar datos para convencer a quienes han prefijado su posición prescindiendo de los datos. Es inútil. Es partidismo, que no ideología, y todo lo partido, por definición de principio, está roto.

Mientras, el epidemiólogo y el astronauta intentan venderle la burra a los niños y adolescentes, con nosotros ya -por lo menos- han tenido la decencia de dejar de intentarlo.

Lo que será recuperable

#diariocovid19

Querido diario:

Entre los muchos momentos de tensión que llevamos vividos en estos días, una de las cosas más intensas que he vivido, profesionalmente hablando, ha sido la defensa de que el permiso retribuido recuperable para las personas trabajadoras por cuenta ajena, regulado por el Real Decreto-ley 10/2020/ de 29 de marzo, con el fin de reducir la movilidad de la población para combatir el COVID-19, es aplicable a los funcionarios públicos. Y ello, enfrentándome a importantes instancias administrativas y sindicales, que han sostenido que no lo es.

Te cuento esto, porque ya pasado el periodo del puñetero permiso retribuido recuperable, el pasado viernes, y recuperado de la perplejidad de la regulación, creo que esto va más allá de una diatriba jurídica que a veces tanto nos gustan a los juristas sostener. Desde la Tercera Legislatura de nuestra reciente historia democrática, en este país se empezó a legislar con el culo. No es que ahora en plena pandemia mundial y de la forma tan cruenta que nos está golpeando en España, nos vayamos a poner exquisitos, era de esperar que no se fuera a legislar bien. Las correcciones de errores que salen en el BOE, así lo demuestran en la cuestión material, en la formal ni hablamos. Legislar por decreto es lo que siempre ha tenido. Cuando llega un momento como en el que estamos, sólo me cabe interpretar y aplicar las normas de la mejor manera posible para luchar contra la pandemia y poniendo por encima los valores de solidaridad y esfuerzo colectivo. Esto es lo único que nos va a llevar a remontar una situación tan difícil.

Ha habido personas interesadas en defender privilegios y no entro en más detalles ni de quiénes ni por qué. Tampoco te voy a contar el debate jurídico. Sólo que hoy ya empiezan a caer los postulados interesados en defender que se excluyese de esas vacaciones forzosas, a los funcionarios de los ayuntamientos frente al personal laboral. La cuestión era o bien los funcionarios no destinados a los servicios esenciales o que no teletrabajaban, tenían que seguir acudiendo a sus puestos, lo que contradice la finalidad de lo que el Gobierno perseguía con su decreto, o bien no tendrían la obligación de recuperar las horas perdidas por su ausencia, lo que, se mire como se mire, constituye una situación de privilegio.

La tragedia que vivimos ha puesto de manifiesto, por el contrario, la dedicación, el compromiso con el servicio y la valentía de una parte muy importante de nuestros empleados públicos: los sanitarios, los agentes de policía y los militares, los empleados de los servicios sociales y de protección civil y tantos otros. Nada de privilegios, precisamente. También ha llevado a muchos otros funcionarios al teletrabajo, con la necesidad de reciclarse y seguir atendiendo al servicio en condiciones que no suelen ser las óptimas. Yo necesito dormir, una buena fisioterapia y gafas nuevas. Y, en fin, ha impuesto sacrificios a otros muchos trabajadores y trabajadoras, que han sufrido la pérdida o suspensión de sus empleos o se verán, al menos, obligados a recuperar las jornadas no trabajadas. Cuando esto pase o, al menos, cuando pase lo peor, todos tendremos que realizar un gran esfuerzo colectivo para restablecer la normalidad y recuperar los niveles de desarrollo económico y social adecuados.

¿Cómo es posible entender, sobre la base de las imprecisiones de un decreto-ley, que algunos grupos de funcionarios pueden quedar exentos de esos deberes?

Los funcionarios públicos no somos un colectivo aparte ni una casta. Gozamos de un régimen de empleo singular que nos garantiza la inamovilidad, que no es poco, con el fin de protegernos frente a injerencias políticas o presiones externas. Pero por lo demás, somos también «personas trabajadoras por cuenta ajena», como los demás. Justamente por eso, la tendencia de la legislación más reciente de empleo público ha sido la de homogeneizar todo lo posible las condiciones de empleo de los funcionarios y los demás trabajadores, entre otras cosas en materia de permisos. Cuando termine el estado de alarma negociaremos cómo recuperar muchas cosas, también esto y espero no encontrarme a ningún sindicato defendiendo a una casta frente a otros empleados y empleadas municipales. Afortunadamente esto es lo que pensamos la inmensa mayoría de los que somos funcionarios públicos, somos legión, conscientes de lo que nos exige este difícil momento que nos ha tocado vivir a todos.

Ajedrez, piezas…

Ajedrez, piezas;

«que mientras dura el juego, cada pieza tiene su particular oficio; y en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura».

El Quijote, II, 12.

#diariocovid19

Querido diario: Cada vez que veo por la tele que siguen aumentado los contagios y los muertos, pero que todo va bien, me acuerdo de ese narcocorrido mexicano que decía: “el día que la mataron, Rosita estaba de suerte, de tres tiros que le dieron no más uno era de muerte...”.

Siempre me ha gustado conocer a personas inteligentes y aprender de ellas, pero en estos días, lo que más valoro es conocer a personas amables, humildes, optimistas y generosas.

En estos días difíciles, creo que hay que tratar más que nunca ser como esas personas. Empiezo a cansarme un poco del «Yo no estoy de acuerdo en cómo se están haciendo las cosas, PERO…«. Ese «pero«. Ahí está el problema. Que lo de leer diarios ajenos nunca ha estado bien, pero si los lees, guárdate el pero. Los que me mandan mensajes privados de ese tipo por RRSS, no termino de entender muy bien cómo funcionan, espero que en algún momento lo consiga, porque los aprecio e incluso a algunos los quiero.

Creo empezar a entender lo que le está pasando a cierta parte acostumbrada a «mandar» en esto de las redes sociales. Tengo otras dos cuentas en twitter, y una en Instagram como ya sabes. Y creo que lo que pasa es que, de repente, la gente que trabajamos todo el día, que llegamos agotados a casa, pues que no éramos activos en las redes. Estábamos trabajando, en nuestro medio de vida, en nuestras tareas domésticas, cuidando de los nuestros… Y, de repente entramos en las redes, y claro lo flipamos. Lo flipamos, y no nos callamos. Porque son nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros hijos, nuestras parejas, nuestros amigos. Nuestros muertos. Nuestros negocios, nuestras nóminas… Y decimos lo que pensamos. Efectivamente, estamos en casa y vamos y tuiteamos, escribimos un diario en Facebook … y claro, los «de siempre» están perplejos. ¿Hay gente que piensa distinto?. Pues parece que sí. La sociedad somos un abanico. Los de arriba, se creían que detrás de sus palmeros no existía la gente. Vivían endiosados en una nube, que no viven la realidad de la gente, el día a día. Viven su realidad que no es la de la mayoría de Españoles y así les va ahora.

Efectivamente, es lo que está pasando, los que estaban todo el día en las RRSS opinando de lo malos que somos los que no pensamos como ellos, ven que ahora -tenemos tiempo para, sencillamente, no callarnos- … y están flipando como por mucho que quieran tergiversar, manipular y retorcer los hechos y las palabras, se quedan como el rey del cuento, que iba en pelotas y han empezado a decírselo… Asco dan. Y llamándonos trol o bot de la ultraderecha creen que van a conseguir silenciarnos. Esta puede ser la revolución de la gente normal.

Los que trabajamos para ganarnos la vida sin depender de subvenciones ni pesebres.

Nos cuesta manifestarnos o escribir en redes, pero es que ya la negligencia del gobierno ha colmado nuestra paciencia. Sólo les falta decirnos: Muéranse y no molesten. Quitando lo de comprar el papel higiénico, que sigue siendo para mí el tercer secreto no revelado de la Virgen de Fátima, me empecé a preocupar de manera precoz cuando las cosas en Italia se pusieron feas, me llamaron alarmista y otros epítetos que no te voy a contar. Cuando dije que había que cerrar el Ayuntamiento al público, las instalaciones deportivas, el teatro, la biblioteca, antes de la declaración del estado de alarma, algunos compañeros, que no responsables políticos que sí te escuchaban con atención y preocupación, me llamaron loco. Me dijeron incluso que adónde iba a parar por plantearme siquiera que la Feria no se celebrara. Me da la sensación de que han pasado eones desde ese momento. Me sorprendió mucho que se celebraran las actividades de mítines, futbol y manifas del fatídico finde del 8M, pero confieso que salvo algún comentario doméstico y un críptico post en el muro el 26 de febrero, no me atreví a poner nada más en las redes. Por prudencia o, ¡Qué carajo! Por temor. Hoy, algún gilipollas se atreve a llamarte Capitán A Posteriori y tienes que agachar la cabeza porque no tuviste el valor de decirlo cuando te pareció.

Se ha prorrogado el estado de alarma, nadie puede discutir la necesidad. Pero sin pruebas masivas no sabremos si existe inmunidad colectiva y cuándo podremos volver seguros a cierta normalidad. Lo contrario será un experimento social. Una especie de: soltemos poco a poco a ver qué ocurre y si vuelve el repunte metemos marcha atrás. El pasado no se puede cambiar, pero y el presente…? De momento nos han robado la primavera, no abril como decía Sabina, sino la primavera entera. Lo que tengo claro es que, con tiempo o sin él para las redes sociales, no me pienso callar más.

La capacidad de asombro inagotable

#diariocovid19

Querido diario:

No es posible decir que se le agote a uno la capacidad de asombro. Nuestro presidente del gobierno ahora se cree que es JFK. Y nos larga lo que en su boca y persona, no puede pasar de ser una monserga: Lo de que en vez de decir “Qué pueden hacer los demás por mí” digamos lo de “Qué puedo hacer yo por los demás” y quitando eso, no hay más novedad que nos acaba de anunciar dos semanas más de cárcel pero ni media palabra del material sanitario. De seguir así, seguiremos esperando a doblar la curva por el propio decurso de la naturaleza, seguirán muriendo españoles que ni era su hora ni se lo merecían, no parece que vayan a llegar ese material sanitario que nos permita ser eficaces para volver a nuestra vida normal, aunque sea poco a poco, y no destrozar nuestra sociedad. Hay países que ejercen la piratería y nos lo roban en su transporte y nos dicen que eso es así, que es normal. Me acuerdo de mis clases de Derecho Internacional Público y Privado, de las patentes de corso, de la Armada Invencible y de lo que hemos sido como nación y lo dejo, mejor no sigo dándole vueltas al tema.

Me quedo con el consuelo de la valoración que dan los ciudadanos a los Ayuntamientos, a las Comunidades Autónomas, al Gobierno de España y a la Comunidad Europea en la gestión de esta tragedia.

Los Ayuntamientos no salimos mal. Un notable bajito. Me siento orgulloso. Somos los que menos recursos tenemos pero lo suplimos con las personas, con los recursos humanos. Lo estamos haciendo lo mejor que podemos y parece que podemos hacerlo bastante bien. A lo mejor deberíamos pensarnos las cosas cuando esto termine y dejar que nuestros recursos económicos y productivos sean mejor gestionados por quienes mejor están demostrando que saben hacerlo. Si además nos dejarán votar listas abiertas, ni cerradas ni bloqueadas, en las elecciones municipales, a lo mejor también podríamos aspirar al sobresaliente, aunque fuera también bajo.

Lo del coronavirus es como un duelo.

Diario de #Covid19

Querido diario:

Creo que nadie se salva de que esta situación nos haya superado. Nos ha superado a todos, en mayor o menor medida. No se ya si el silencio de los medios es bueno, malo o medio pensionista. Tampoco nos hace falta más información truncada, incompleta e incluso falseada, para saber que las cosas no van a mejorar a corto plazo. Lo que sí tengo claro, como un mantra, es la verdad universal del poeta: todo pasa. Esto también pasará.

Ahí es cuando te acuerdas de la mentalidad positiva y de, en mi caso, mi divorcio y aquellas breves pero intensas sesiones con unos profesionales que me hicieron reconocer las etapas y las emociones a las que me iba a enfrentar. Aquello me ayudo, ciertamente. Es como ver una película de miedo sabiendo de antemano dónde, cuándo y cómo va a salir el del cuchillo. Puedes echar el rato riéndote y desde luego te vas a ahorrar un mal rato. Ya… la película pierde la gracia, pero puedes dedicar la hora y pico en discurrir en otras cosas con la mente despejada.

Pues esto creo que, sin quererlo, me lo he tomado igual. Debería haber caído antes: lo del coronavirus es como un duelo. Las fases del duelo, si valen para la muerte inesperada de un ser querido o para una ruptura sentimental que te encuentras sin bulla, para esto también vale.

La fase de negación creo que ya la hemos superado todo el mundo, nunca mejor dicho, el mundo mundial. Hasta los flemáticos británicos y el pelo de panocha yanqui. Nadie esperaba que algo de los chinos nos fuera a llegar si no era un pedido de Ali Express, pero nos ha llegado y nadie lo niega ya.

La fase del enfado o incluso la ira. También la he superado. Confieso que yo he sido uno de tantos que he intentado buscar razones causales y culpables. Ya dejo de buscarlos y de señalarlos. Ya les llegará el momento y, como siempre pasa en estas cosas, nunca sabremos de verdad y a ciencia cierta quienes han sido los culpables y, menos aún y lo más terrible, por qué. Si salimos de esta con vida y salud, tampoco nos va a solucionar mucho quemar en la hoguera a nadie porque después de esto nos queda un largo y duro camino para recomponernos.

Creo que ahora mismo, justo por eso te estoy contando estas cosas, estoy ya en la fase de negociación. El Gobierno no, pero le queda poco. Son un poco más lentos o tienen un culo más grande que proteger que el mío, pero ya se están tardando. Yo reconozco que lo tengo más fácil, sólo tengo que negociar conmigo mismo, poniendo en la balanza lo que gano y lo que pierdo, aunque todavía no lo tenga claro, ya lo intuyo. Jugar al ajedrez me ha servido para algo a fin de cuentas. No soy capaz de dar un jaque en seis todavía en esta partida, pero me voy acercando. El Capitán A Posteriori no ha jugado ni al tres en raya en su vida. Nuestros gobernantes lo tienen más complicado. Tendrán que negociar pero algunos no son capaces aún por su prudencia, otros por su profunda sociopatía, otros por su cobardía y otros por su incapacidad.

Sí, hay incapacidad cuando un ministro se larga de permiso de paternidad en una crisis y se asoma un momentito para decir “«Hemos comprobado que ahora que no hay eventos deportivos… han bajado las estadísticas de apuestas deportivas». Quédate en casa cariño, de verdad. Quédate en tu puta casa y sigue con los pañales. Yo veintidós ministros ahora mismo, como que no lo veo. Y creo que es cuestión de tiempo que el Presidente del Gobierno, de un positivo en COVID19 (sea falso o no me da igual) y desde un hospital militar nos dirija un mensajito lacrimógeno a la nación para darnos penita.

Hay que buscar una solución a esto en el momento que estamos y a lo que viene y necesitamos a los mejores. Las pérdidas no vamos a poderlas recuperar. Las humanas. Los muertos. Pero tenemos que conseguir que sean los menos posibles con los medios a nuestro alcance.

Y por hoy, querido diario, aquí me quedo. Nos queda la fase del dolor emocional. Lo de la depresión, la tristeza por lo que hemos perdido. Pero eso encerrados en casa, es difícil pasarlo y con la censura informativa, más propia de un estado de excepción que de un estado de alarma, es complicado. Andan diciendo que se están comprando a los medios de comunicación con dinero público para que hablen bien de los que nos gobiernan y no cuenten la cruda realidad. Y yo digo que una mierda. Comprar es otra cosa. Lo que se está haciendo es soborno y con nuestro dinero. Alguien dirá que es para protegernos, y yo diré entonces que son dos mierdas. Una para ahora y otra para cuando se la terminen.

No tengo ni idea cuando nos llegará la fase de la aceptación. En qué momento, cada uno de nosotros, asumiremos que las cosas que hemos perdido eran inevitables o que no lo eran, eso va a costar tela. Porque no es lo mismo aceptar que olvidar.

Antes de que todo esto empezará a cuajar como la gran tragedia que es, colgaba en mi muro de Facebook que en el año 1784, por una epidemia ocurrida en Sevilla, se escribió esto tan importante: ‘El que desea llegue a memoria de los venideros algún suceso de los tiempos presentes, ha de observar una constante verdad, método y claridad’.

También escribí que de esto no sé qué llegará a la memoria de los venideros… Pero me reafirmo en que no soy culpable de nada, excepto de haberme sabido ganar mi propia fortuna y de no olvidarme nunca que es mía. El de la coleta anda calentando motores reafirmándose en su muy particular defensa del artículo 128 de la Constitución, que establece que «toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general», parece que esa es su clave para hacer frente a la crisis del coronavirus. Parece que éste ha llegado ya a la fase de la aceptación con el dinero de los demás, como siempre le pasa. Ay coleta! Mis muertos, mi solidaridad y mis recursos son míos y lucharé por gestionarlos como mejor pueda.

Ayer ya presenté la declaración de la renta. Los chiringuitos que los paguen los que vayan a la playa. Y este año no pinta bien la cosa. Ah! Por cierto, está nublado y llueve y hay que intentar tomar el sol un poquito, diez minutos y en el brazo aunque sea. La vitamina D es importante.

El Estado de Alarma y la información

Diario de #Covid19

Querido diario:

Aplaudir de día me ha dado un subidón. El veranito está ahí cerquita y pronto lo estaremos disfrutando, espero que con toda la gente a quien quiero y gozando de buena salud al menos. Ya paso de seguir las noticias. Sólo lo que selecciono bajo mi mejor criterio en Internet. Hay medios que van a dejar de informar de las ruedas de prensa del Gobierno (salvo medidas de calado), hasta que la Secretaría de Estado de Comunicación habilite un sistema que garantice la libertad en la formulación de las preguntas que responden los miembros del Gobierno y sus asesores y la posibilidad de repreguntar.

Recuerdo a mi profesor de Derecho Constitucional, en una tarde, cuando tocó hablar del estado de alarma, nos decía que en momentos como los que vivimos, el papel de la prensa es especialmente importante y debe ser garantizado, protegido y no limitado. En aquel momento nuestras tiernas mentes sólo alcanzábamos a imaginar un estado de alarma por un terremoto, a lo más un tsunami, que afectara a una parte concreta del territorio español; nunca algo como esto. Entonces la prensa era otra cosa y lo que aquel señor nos decía, lo creíamos a pie juntillas. Aparte del Marca, (que yo ojeaba por las infografías, que me encantaban, ya sabes que no me gusta el fútbol) leíamos otras cosas, se podía leer sin que te entrase fatiga y podías formarte un criterio propio.

Me alegro de que haya personas y medios que no estén dispuestos a seguir traicionando la Constitución y el derecho de la sociedad española a una información libre y veraz. Muy orgulloso de ese periodismo emergente que tanta falta nos va a hacer en los tiempos que nos aguardan. Esta tarde mi aplauso también ha ido por ellos y por la esperanza.

Nada está escrito

No conocerás el miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado giraré mi ojo interior para escrutar su camino. Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada. Solo estaré yo.

Frank Herbert, Dune (Dune Chronicles, #1)

Diario de #Covid19

Querido diario:

El mantra de la Bene Gesserit funciona. Cuando el miedo pasa, todo se ve más claro. Le estaré siempre agradecido a Frank Herbert. Ha sido un día movidito.

La conciencia de que esto va a durar más de lo que se creía al principio, ha cogido a contrapelo a más de uno y ha removido conciencias o corazones y aflojado los esfínteres (no se si literalmente, por whatsapp esas cosas no se perciben).

Estoy bien de fuerzas, el ejercicio ayuda, pero tendré que buscar el mantra de la paciencia. Si no #cuandoestotermine voy a tener algún problema de más. Las cifras, las estadísticas y los números. A ver, no me creo que aquí en España haya una tasa de mortalidad del 13%, 64.000 positivos y 4.800 fallecidos. Cuando la letalidad está más cerca del 1% que del 2%, Aquí hay alguien que ha decidido pasar de contar mejor el número de infectados. La muerte es una certeza. Dejamos de hace pruebas a los leves o sin síntomas. La parte buena entonces es que no mata tanto, pero se contagia mucho. Tiene que haber mucha gente contagiada y por lo tanto, esto irá para largo.

Leo también por twitter que ya comunidades autónomas como Andalucía o Madrid, no sacan estadísticas de contagio y fallecimiento por franja de edad. Eso era clave para sacar conclusiones. Tenemos que proteger mucho, pero que mucho a nuestros mayores. No se merecen que les robemos ni un día.

Hay una escena que no me cansaría de mirar en estos momentos y anda por YouTube. Está sacada de la película Lawrence de Arabia. Es cuando los árabes junto con el militar inglés terminan de atravesar el desierto. Un joven árabe se queda en la frontera del desierto, sobre su camello, esperando a Lawrence. Pasan las horas y el sol va castigando. El pobre árabe que se ha perdido, camina solo hasta que cae derrumbado. El joven que espera a Lawrence está tratando de protegerse del sol. Mira al horizonte y ve algo pero no está seguro. Azuza a su camello, que da unos tímidos pasos. Se detiene. Cree ver algo y espolea al animal, que da otros pasos. De repente, le da con los pies y sale al galope. ¡Es Lawrence!

Lawrence vuelve con el árabe medio muerto que está atrás, en la grupa de su camello. Entra en el oasis aupado por gritos de victoria de la tribu. El camello se echa al suelo con Lawrence encima. El jefe de los árabes le pasa un odre con agua. Y sin quitarle la mirada, Lawrence le dice. “Nada está escrito”. Contra el fatalismo que nos acecha, a mi esta secuencia me da ánimos. Casi que me pone. Me gustaría que pudiese depositar mi voto y mi confianza en personas así. Nada está escrito. La vida se nos va a llenar de problemas. La vida personal, familiar, laboral, empresarial y hasta la vida de una sociedad se va a ver sometida a una dura prueba.

Algunas cosas parecen insuperables. Pero no hay más remedio que afrontarlas. O por lo menos, no dejarse llevar por el fatalismo del ‘no se puede’ que es nuestra versión del ‘está escrito así’. Unamuno decía que el español vive en un permanente sentido de la tragedia. Del fatalismo. Creo que es más una filosofía que una actitud. La mayor parte de la gente se queja del destino, pero a final lo afronta. El español afronta los problemas como puede, y se queja mucho de ellos. Creo que la versión española de esa secuencia sería la del capitán Méndez, volviendo a internarse en el desierto en busca de un desgraciado, aunque en el camino le escucharíamos decir toda clase de insultos y de quejas. “Desde luego, cómo se le ocurre. ¿Por qué tengo que ser yo el que salga en su rescate? ¿Quién ha organizado esta expedición?”. Le echaría luego la culpa al gobierno, a los estamentos, a la organización o a lo que fuera. Pero volvería con aquel desgraciado sobre la grupa del camello. Eso sí, luego se pasaría toda una semana contando lo que sufrió para salvar a aquel pobre desgraciado. Pero lo salvaría. Es mi actitud frente a la fatalidad y, como decía el Risitas, a quien no le guste tendrá que arañarse la cara.

El Capitán Aposteriori

Diario de #Covid19

Querido diario:

Hoy poca cosa que contarte. Muchas consultas de amigos y conocidos sobre los ertes, mucha preocupación. Me alegro de poder serles útil aunque no pueda transmitirles nada más que mi conocimiento y poca tranquilidad, el espectro del ere está siempre ahí, planeando en los corazones. Esto también es duro. Mi único consuelo es que si estuviese haciendo mi trabajo en otro tipo de empresa, me tocaría hacer el ere a mi, quedarme el último, cerrar y tirar la llave, afortunadamente #volveremos, ojalá volvamos todos. Lo hemos hecho bien y con previsión, ahora tenemos que poner todo de nuestra parte para volver todos. Después de varios mensajes de escocidos y ofendiditos sobre un vídeo del Capitán A Posteriori, me he decidido a verlo. Es gracioso, puede que a alguien le sea útil alegarlo como atenuante pero yo confiaría mejor en un buen equipo jurídico. Hay materiales más contundentes en la red que van a hacer que ese vídeo ayude muy poco.

El tonto Simón

Diario de #Covid19

Querido diario:

Una cosa es desechar la polémica política en tiempos de crisis sanitaria con un estado de alarma declarado, que solo serviría para hacer más irrespirable el momento para los ciudadanos, y otra despreciar el análisis exhaustivo de lo que se ha hecho muy mal hasta ahora, aunque solo sea para asegurar la adopción de las medidas correctas en el futuro inmediato y enterrar la angustiosa sensación de que se improvisa sobre la marcha.

Creo que ya le voy cogiendo el truco al hombre de los malos pelos, ese que está dejando su reputación por los suelos porque no sabemos descifrar su código de comunicación, generalmente es sencillo: lo contrario de lo que diga. Ya lo he comprobado y funciona. A veces es un poco más sesudo el esfuerzo que hay que hacer para entenderlo: si dice que el acceso del personal sanitario a los equipos de protección personal es “suficiente”, pero también dice que en algunos puntos puede haber «momentos críticos» en la capacidad de “aportar” los equipos; entonces el personal sanitario no tiene equipos de protección personal suficientes.

Yo preferiría que si hay que decir algo, que se dijera de esta última forma porque nos va la vida de mucha gente en ello. Por lo que sea, he firmado en change.org para que tengan esos medios, para que los tengan. 1

NO SON SUFICIENTES!. Ya empiezo a no poder con este hombre. Si no es de su costumbre dimitir y esto va a durar hasta junio por los menos, creo que deberían cesarlo. En España tenemos expertos para ocupar su lugar aunque no estén dispuestos a vender su prestigio a un interés político, creo que es hora de aceptar sus condiciones y empezar a contar con los mejores para gestionar esta crisis y sus consecuencias a medio y largo plazo.

No nos merecemos un país en el que la gente haga mascarillas y viseras de protección en sus casas, las enfermeras hagan delantales y patucos con bolsas de plástico, el material sanitario llegue por donaciones privadas y que los sanitarios, cajeros, agentes del orden, farmacéuticos, transportistas, personal de la administración de justicia y lo que es ya un rosario de profesionales implicados en la primera línea de batalla de esta guerra, caigan enfermos y estén muriendo por no tener material de protección. Ningún país se lo merecería, pero nosotros tenemos los recursos, no es un problema ni de dinero ni de logística. Si se decreta un estado de alarma, perdemos muchas cosas, pero a cambio deberíamos tener otras y no las estamos teniendo.

Si se centralizaron las competencias sanitarias en el Gobierno de España, ya llevamos tiempo perdido si no hemos conseguido solucionar esto. No es de extrañar que haya gobiernos autonómicos que vayan por su cuenta, creo que, por lo menos, no permanecen en la inacción y ante la inoperancia de quien les recabó sus competencias.

El señor de Zara ha conseguido en 48 horas el material sanitario que el gobierno aún está buscando y parece que llegamos tarde a todas las compras de lo que necesitamos, nos quedamos en lista de espera. Creo que si te cuento lo que pienso estoy exento de pecar de cuñadismo. Las evidencias están ahí.

Nuestro Presidente del Gobierno estuvo muy cuestionado por una tesis doctoral. Se decía que si la plagió, que si se la hicieron… se titulaba «La nueva diplomacia económica española». Ya tengo claro que la plagió. Cuando uno se doctora, se le concede un grado académico que, por lo menos, le confiere un grado de conocimientos sobresaliente en su materia de tesis. Este señor no tiene ni idea. Ni en las rebajas de Zara conseguiría comprar algo decente.

Este hombre no aclara ni siquiera si él o sus sucesora en la línea de presidencia del gobierno están enfermos o en cuarentena: esa opacidad se transmite al conjunto de sus actuaciones y a la nebulosa de los días previos a la crisis, lo que me da miedo es que el de la coleta se hiciera con la presidencia del Gobierno. Se le debería erradicar del gobierno o al menos de la vicepresidencia. No me gustan sus intenciones y no se corta en hacerlas valer. Tuvo en pie un consejo de ministros que duró siete horas, cuando debería haber durado siete minutos. Y se saltó la cuarentena y se coló en la sesión sin mascarilla ni guantes. Puso en riesgo a todo nuestro poder ejecutivo por sus santos cojones. Un presidente del gobierno así, es de los que tienen como religión que las normas son para los demás pero no para la casta. Eso es de regímenes totalitarios. La Historia ya lo ha dejado bastante claro. Yo quiero otro tipo de transparencia, las aspiraciones del de la coleta me dan miedo pero ahora además creo que no nos aportan nada. A los buenos al menos. Hay que desempolvar el maniqueismo por lo que pueda hacer falta. Y quiero transparencia, porque al menos por dos veces, el 23 de enero y el 30 del mismo mes, organismos como la OMS o la OMC le trasladaron a nuestro gobierno, como a otros de Europa, la dimensión histórica del virus que ya asolaba China y se instalaba cruelmente en Italia. Y en ambos casos, no solo se despreció el diagnóstico, sino que se agravaron los problemas al tolerar o incluso impulsar actividades que probablemente explica ahora la inusual propagación del virus.

Me da mucho asco que algunas personas que nos gobiernan, en vez de ponerse a hacer su trabajo, digan que los sanitarios enferman cuando van de viaje o a ver a sus familiares. Además, están rompiendo el pacto social de no hacer leña del árbol caído. Me da asco y me indigna, porque aparte de que no tienen ni idea de lo que dicen, creo que quieren esconder ahí su incapacidad y su ineficacia, faltando el respeto y atentando a la dignidad de muchos profesionales que, como ya te he dicho querido diario, están enfermando y muriendo por estar en primera línea del frente.

Otra señora del Gobierno de España ha dicho ayer que “Esperamos que esta experiencia sirva para lograr una sociedad más cohesionada, más humana y más justa”. Yo espero que no esté hablando por mí. Hay muchos muertos, muchos contagiados y millones de personas que están quedándose sin trabajo y sufriendo. Esta experiencia no nos hacía ni puta falta. Hay otros caminos para lograr la cohesión social, la humanidad y la justicia. España no es una república bananera, tenemos más de cuarenta años de democracia y en las democracias no se necesitan masacres ni resetear el sistema de forma abrupta cada vez que algo no se hace bien. El otro día te hablaba de la señora de Madrid que ha levantado un Hospital con 5.500 camas y medicalizando hospitales en tiempo record. Ya me cae bien del todo. Me gustaría que fuera Ministra de Sanidad, aún estando recluida por aislamiento. España es el primer país en todo el planeta con más contagiados sanitarios por Coronavirus. Se calcula ahora mismos unos 5.400. Es el 13,6%, en Italia alcanzan el 8%, y en China el 4%. Le vuelvo a dar vueltas a que no se están poniendo los medios suficientes y que los gobernantes se quieren sacudir las pulgas haciendo responsables del contagio a los que están en la trinchera. Y estoy preocupado por Sandra, por Valme y por Cari. En ese orden. Y no es por a quien amo mas o menos, sino por su riesgo de exposición sin medios en esta guerra. Fue Roosevelt quien se dirigió al pueblo americano con un discurso que quedará en la historia por tratarse de su último mensaje a la ciudadanía antes de morir dos días después, dijo aquello del poder y la responsabilidad:

«Hoy hemos aprendido en la agonía de la guerra que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Ya no podemos escapar de las consecuencias de la agresión alemana y japonesa del mismo modo que podríamos evitar las consecuencias de los ataques de los corsarios berberiscos un siglo y medio antes.

Nosotros, como estadounidenses, no elegimos negar nuestra responsabilidad.»

Con eso me quedo hoy. Elegir negar nuestra responsabilidad, no es una opción válida y con la esperanza de los que solicitan a la soberanía nacional que les concedan la prórroga del estado de alarma, sean conscientes y corresponsables con lo que nos están pidiendo a los españoles. Nos está costando mucho esto para que se desperdicie el esfuerzo.En fin, empiezo a trabajar. Sigo trabajando desde casa. Con mi equipo cercano, muy orgulloso de ellos. Ellos siguen en casa y nos apañamos bastante bien. También con mi Organización. Mi Ayuntamiento. Estoy sorprendido de nuestra capacidad. Un ayuntamiento es una de las entidades de gestión más complejas que existen. (Un día te hablaré de ello, va a haber tiempo) Pero cuando entramos en una situación como esta y el bienestar y la protección de 40.000 personas dependen de que funcione de forma eficaz y eficiente, los resultados son sorprendentes cuando todo el mundo se pone bajo el mando de un alcalde o alcaldesa. Lo asume, deja de lado todo lo demás y se coloca en su sitio en la maquinaria. Sin desfallecer. Si termina lo que tiene asignado, se ofrece a ayudar a quien sigue en otra tarea. Se olvidan los celos competenciales y los celos profesionales. Si nos llevábamos mal con alguien, sabemos ahora con certeza que no era nada personal, que eran negocios, como dijo Michael Corleone.

1 En la fecha de publicación de este artículo no sabía lo que había detrás de esta plataforma.